Margaret Cavendish, duquesa de Newcastle-upon-Tyne, se convirtió en una figura emblemática del siglo XVII al negarse a ocultar su inteligencia detrás de un seudónimo, desafiando así las convenciones de su época. Desde joven, mostró un interés insaciable por la ciencia, la filosofía y la literatura, convirtiéndose en una de las primeras mujeres en abordar estos temas públicamente.
Una educación poco convencional
Nacida como Margaret Lucas en 1623 en Colchester, Inglaterra, fue la menor de ocho hermanos. La muerte de su padre, Sir Thomas Lucas, cuando ella era apenas una niña, dejó a su madre, Elizabeth Leighton, a cargo de la familia, una situación poco común en aquella época. Aunque no recibió la misma educación formal que sus hermanos, tuvo acceso a libros y tutores, lo que alimentó su curiosidad intelectual. En su autobiografía, “A True Relation of My Birth, Breeding, and Life”, describe su timidez y su carácter introspectivo, que la acompañaría toda su vida.
Su vida dio un giro significativo cuando se convirtió en dama de compañía de la reina Henrietta Maria, acompañándola al exilio en Francia durante la guerra civil inglesa. Fue allí donde comenzó a relacionarse con círculos intelectuales y conoció a su futuro esposo, William Cavendish, quien sería un pilar fundamental en su desarrollo como escritora.
Una unión de amor y colaboración intelectual
En 1645, Margaret contrajo matrimonio con Cavendish, quien ya era mayor que ella y tenía hijos de un matrimonio anterior. Su relación se basó en el respeto mutuo y la colaboración, donde él la animó a publicar sus obras. A pesar de no tener descendencia, ambos priorizaban su conexión intelectual por encima de las expectativas sociales de la época.
Durante su exilio en París y posteriormente en Amberes, Margaret comenzó a escribir intensamente. Al regresar a Inglaterra tras la Restauración en 1660, ya había publicado varios libros que desafiaban las normas establecidas.
Un legado literario revolucionario
Margaret Cavendish escribió más de 21 obras, abarcando desde poesía hasta tratados científicos. Entre sus títulos más destacados se encuentran “Poems and Fancies” (1653), “Philosophical and Physical Opinions” (1655), “Observations upon Experimental Philosophy” (1666) y “The Blazing World” (1666), considerada una de las primeras novelas de ciencia ficción. En su escritura, fusionaba ciencia y fantasía, reflexionando sobre el papel de la mujer en la sociedad y en la ciencia.
Sin formación científica formal, Cavendish no dudó en debatir con grandes pensadores de su tiempo, como Descartes y Hobbes. Su visión del mundo proponía que toda materia era viva y consciente, rechazando la perspectiva mecánica del universo. Aunque sus ideas fueron objeto de críticas, también capturaron la atención por su originalidad.
The Blazing World: pionera de la ciencia ficción feminista
En “The Blazing World”, Cavendish presenta un mundo paralelo donde una mujer se convierte en emperatriz, rodeada de seres fantásticos que la obedecen. Esta obra no solo destaca por su calidad literaria, sino por su crítica al papel subordinado de la mujer en la ciencia y el poder. La protagonista se convierte en un símbolo de empoderamiento femenino, proyectándose como “Margaret la Primera”, una versión idealizada de sí misma con autoridad absoluta. Actualmente, este trabajo es reconocido como un hito de la literatura especulativa con enfoque de género.
Una figura excéntrica y admirada
Cavendish era consciente de su singularidad y se esforzaba por destacarse en su forma de vestir y de pensar. Afirmaba que no le gustaba seguir las modas de otras mujeres y aspiraba a la fama, una ambición poco común en su tiempo. Su estilo de escritura, aunque a menudo confuso, era también vibrante y lleno de metáforas. Algunos contemporáneos la despreciaban; el escritor Samuel Pepys la consideraba “ridícula”, mientras que otros, como John Dryden, la admiraban por su audacia.
Margaret Cavendish falleció el 16 de diciembre de 1673 en Londres, a los 50 años. Fue enterrada con honores en la Abadía de Westminster, un reconocimiento reservado a figuras de gran relevancia. Su esposo mandó erigir un monumento en su honor, destacando su virtud y valentía. A lo largo de los siglos, su figura fue relegada al olvido o considerada un caso curioso, pero en el siglo XX, con el auge de los estudios de género, se empezó a valorar su contribución a la literatura y al pensamiento moderno.
Hoy, se reconoce que Margaret Cavendish no solo fue una escritora excepcional, sino una pionera del pensamiento crítico, capaz de desafiar los dogmas de su tiempo desde la aristocracia.