Un reciente estudio ha demostrado que los macacos tienen la capacidad de sincronizar sus golpes con el ritmo de la música, un hallazgo que desafía la idea de que esta habilidad es exclusiva de los humanos. Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han publicado sus resultados en la revista Science, revelando que estos primates pueden seguir el compás de canciones sin necesidad de recompensa.
El experimento, llevado a cabo con dos machos de macaco adultos, llamados Gilberto y Tomas, los sometió a un entrenamiento inicial donde aprendieron a golpear al ritmo de metrónomos. Posteriormente, se les expuso a tres canciones con diferentes tempos: «You’re My First, My Last, My Everything» de Barry White, «A New England» de Billy Bragg y la danza renacentista «Passe & Medio/Den Iersten Gaillarde» de Josquin des Prez.
Hallazgos que desafían teorías previas
Los investigadores observaron que los macacos ajustaban la fase de sus golpes en función de las características musicales, incluso cuando se les dispensó de seguir una señal visual que indicara cuándo empezar a golpear. Esto sugiere que la sincronización no solo se basa en estímulos visuales, sino en un entendimiento musical más profundo.
Además, cuando se les permitió golpear libremente, los macacos continuaron sincronizándose con el ritmo de la música, eligiendo el tempo adecuado de forma espontánea. Vani Rajendran, primera autora del estudio, subraya que, aunque los monos habían sido entrenados, su capacidad para seguir el ritmo se manifiesta de manera natural, aplicando lo aprendido a nuevas canciones.
Este estudio pone en cuestión la hipótesis del aprendizaje vocal, propuesta por el neurocientífico Aniruddh Patel, que sostiene que solo las especies capaces de aprender vocalizaciones complejas pueden percibir y sincronizarse con el ritmo musical. Los macacos, a diferencia de los humanos, no presentan variaciones en sus vocalizaciones basadas en la experiencia social, lo que plantea interrogantes sobre la evolución de estas habilidades.
Implicaciones en la investigación musical y clínica
Los hallazgos tienen importantes implicaciones científicas, según Ferrán Mayayo, técnico de apoyo en la investigación de la Universitat Pompeu Fabra, quien destaca que este trabajo avanza en el entendimiento de las capacidades rítmicas en primates no humanos. Ambos investigadores, Merchant y Rajendran, se mostraron entusiasmados por los resultados, que son pioneros en esta área de estudio.
Merchant aclara que, aunque los macacos no bailan de forma natural al ritmo de la música, poseen la maquinaria necesaria para llevar a cabo esta compleja conducta. Proponen la hipótesis de los cuatro componentes, que sugiere que la sincronización musical implica un aparato auditivo, un reloj interno, un sistema motor anticipatorio y un circuito de recompensa, aunque este último elemento no se manifiesta en los macacos de la misma manera que en los humanos.
A medida que los investigadores continúan su trabajo, la posibilidad de utilizar macacos como modelo animal para entender procesos complejos en cerebros similares al humano se vuelve cada vez más evidente. Rajendran, que ahora dirige su propio laboratorio, está interesada en explorar las conexiones entre el sistema auditivo y motor, especialmente en relación con enfermedades como el párkinson, donde la música puede tener efectos terapéuticos.
La capacidad de los macacos para sincronizarse con el ritmo musical abre nuevas vías para entender no solo la evolución de la musicalidad, sino también los mecanismos cerebrales que la sustentan, aportando conocimientos valiosos que podrían beneficiar el tratamiento de enfermedades neuropsiquiátricas.
