La reciente investigación publicada en la revista Nature ha revelado que la vacuna contra la covid-19, específicamente las de ARN mensajero (ARNm), puede incidir positivamente en la supervivencia de pacientes con ciertos tipos de cáncer. Aunque estas vacunas no curan el cáncer, su administración parece potenciar la eficacia de la inmunoterapia en pacientes que luchan contra el melanoma y el cáncer de pulmón.
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Este avance fue presentado en el congreso de la ESMO y se centra en dos tipos de cáncer: el melanoma con metástasis y el cáncer de pulmón. Los resultados son alentadores, ya que los pacientes con melanoma que recibieron la vacuna mostraron una tasa de supervivencia sin precedentes. En el caso del cáncer de pulmón, se observó un aumento en la media de supervivencia, que pasó de 20,6 meses a 37,3 meses.
La investigación se basa en el uso de inmunoterapia, que estimula las defensas naturales del organismo para combatir el cáncer. Según Benjamin Fairfax, investigador de la Universidad de Oxford, el sistema inmunológico está diseñado para protegerse de virus y patógenos, y los medicamentos oncológicos aprovechan esta respuesta. La vacuna contra la covid-19, en particular, parece activar el sistema inmunitario, incluso dentro del tumor, y promueve una respuesta específica para eliminar las células malignas.
La importancia de este hallazgo radica en que, aunque las vacunas no están diseñadas para tratar el cáncer, su capacidad para «despertar» las defensas del organismo puede ser crucial en tratamientos combinados. Este enfoque no es nuevo; el ARN mensajero ya había mostrado potencial en tratamientos oncológicos antes de la pandemia. Investigaciones previas, como las de la Nobel Katalin Karikó, habían explorado la aplicación del ARNm en la oncología.
La técnica de inmunoterapia ha evolucionado en la última década, destacándose como una de las más prometedoras en la lucha contra el cáncer. Como explica Miguel Reina-Campos, investigador en el La Jolla Institute for Immunology, se utiliza en combinación con otros tratamientos como cirugía, radioterapia y quimioterapia. En el ámbito pediátrico, la terapia CAR-T ha mostrado resultados especialmente positivos en el tratamiento de ciertos tumores infantiles.
Sin embargo, la inmunoterapia presenta limitaciones y no todos los pacientes responden de la misma manera. La investigación sigue su curso para entender mejor qué pacientes se beneficiarán de estos tratamientos. La combinación de datos genéticos y la inteligencia artificial están ayudando a optimizar la eficacia de las terapias inmunitarias.
El descubrimiento de que las vacunas de ARNm pueden mejorar la respuesta inmunitaria en pacientes con tumores «fríos», aquellos con baja expresión de PD-L1, es especialmente relevante. En estos casos, se ha observado que la supervivencia a tres años se multiplica por cinco al combinar la vacuna con la inmunoterapia. Hasta ahora, estos resultados se han probado en un millar de pacientes, y queda por ver su efectividad a largo plazo en grupos más amplios.
La comunidad científica está expectante ante estos hallazgos, que podrían transformar el enfoque del tratamiento oncológico y brindar nuevas esperanzas a los pacientes.
