La contaminación por plásticos en la playa de La Guancha, en La Gomera, ha alcanzado niveles alarmantes, poniendo de manifiesto un problema ambiental que se agrava por la ubicación del único vertedero legal de la isla, El Revolcadero. Este vertedero, inaugurado hace poco más de veinte años, se sitúa en San Sebastián de La Gomera, a tan solo medio kilómetro de la costa y en una zona propensa a vientos fuertes que dispersan la basura.
Voluntarios de la Asociación Gomera de Limpieza del Alma y del Medio Ambiente (Aglayma) reportan que cada “dos o tres semanas” recogen más de 100 kilos de plásticos en la playa, con un nivel de suciedad que describen como “extremo”. Según su presidente, Ugo Perruna, el viento provoca que muchos residuos, especialmente bolsas de supermercado, se escapen del vertedero y contaminen la zona. “Cuando regresamos a limpiar, el panorama siempre es el mismo”, lamenta Perruna, quien ha llegado a observar residuos en las profundidades del mar.
En respuesta a esta crisis, el Cabildo de La Gomera asegura que cuenta con un programa de limpieza dotado de tres millones de euros al año. Un portavoz explicó que, aunque se realizan limpiezas mensuales de la playa y sus alrededores, el viento dificulta controlar la dispersión de los residuos. “Siempre se refuerza” el servicio en época de vientos alisios, afirmaron.
Impacto en la comunidad y demandas internacionales
El impacto de la contaminación no solo afecta a los voluntarios, sino también a los senderistas y turistas que frecuentan la zona. Algunos han expresado sus quejas sobre la acumulación de basura, y se ha llegado a presentar escritos en instancias europeas por parte de la propiedad de Finca El Cabrito, que alberga a visitantes vinculados a la política europea. Sin embargo, la respuesta obtenida fue considerada “neutral” y poco satisfactorio para los afectados.
La controversia en torno a El Revolcadero se centra en su ubicación, ya que en 2020 la isla generó más de 12 600 toneladas de residuos, con un porcentaje de reciclaje alarmantemente bajo. Este problema ha sido atribuido a la falta de un servicio de recogida selectiva de residuos que no se implementó hasta abril de 2019, lo que ha llevado a un déficit en la gestión de residuos en toda la isla.
Retos y perspectivas de futuro
El Revolcadero tiene una planta de transformación y está previsto que se construya otra para la transferencia de basura fuera de la isla, así como una instalación de compostaje. El objetivo es que solo el 10% de los residuos terminen en vertederos para 2035, aunque actualmente el 80% de la basura generada se destina a estos lugares.
La situación ha llevado al Cabildo a declarar en 2020 una emergencia por la salud pública debido al “agotamiento apremiante” de la capacidad de vertido. Sin embargo, la Corporación insular ha expresado que no tiene intención de trasladar el complejo a otro punto de la isla, argumentando que sería un “sinsentido” en el marco de su plan de preservación territorial.
El debate sobre la gestión de residuos en La Gomera continúa, con voces críticas que instan a las autoridades a adoptar medidas más efectivas y menos dependientes del voluntariado. “Basar estas actuaciones casi en exclusiva en el voluntariado puede ser contraproducente”, concluye Guzmán Correa, consejero de Iniciativa por la Gomera, quien enfatiza la necesidad de un enfoque integral que aborde el problema de manera efectiva.
