El Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) ha emitido un aviso sobre la actividad sísmica y volcánica en el archipiélago canario, donde la isla de La Palma se encuentra en alerta amarilla debido a emisiones peligrosas de dióxido de carbono (CO2). En contraste, Tenerife sigue con el semáforo en verde, lo que indica una situación controlada y sin riesgo inminente.
El semáforo volcánico y su interpretación
Los informes semanales de Involcan reflejan la actividad y el estado de las islas, utilizando un sistema de semáforos que clasifica la situación en cuatro colores: verde para prealerta, amarillo por anomalías que pueden suponer un riesgo, naranja cuando hay evidencias de un posible periodo preeruptivo, y rojo si se confirma una erupción. En el caso de La Palma, el semáforo se ha mantenido en amarillo, especialmente en las zonas de Puerto Naos y La Bombilla, donde se han registrado concentraciones anómalas de CO2.
Según Nemesio Pérez, director de Involcan, la decisión de mantener el semáforo en amarillo recae en la dirección del Pevolca (Plan Especial de Protección Civil y Atención a las Emergencias por Riesgo Volcánico en Canarias), que actúa basado en la información proporcionada por el Comité Científico del Pevolca y otras fuentes de gestión de emergencias. Los datos y pronósticos aportados por los científicos son fundamentales, pero la decisión final corresponde a los responsables del plan.
Situación en La Palma y Tenerife
La activación del semáforo amarillo en La Palma se debe a la continua emisión de CO2, que en algunos casos puede ser peligrosa para la población. Domínguez subraya que esta situación se debe a la reciente resurgencia magmática asociada a la erupción en la isla, y que se ha intensificado en la fase posteruptiva. Además, Pérez añade que gracias a la red de sensores del proyecto Alerta CO2, las zonas afectadas cuentan con una monitorización continua, lo que permite una mejor gestión de la situación y la recuperación de áreas afectadas.
En total, se han realizado 94 campañas científicas y 7 900 medidas de flujo difuso de CO2 en La Bombilla, la zona más impactada, donde se ha observado que en varias ocasiones la emisión ha superado los umbrales de alerta establecidos. Sin embargo, en lo que va de 2025, no se han registrado niveles de CO2 que superen esos límites.
En cuanto a Tenerife, aunque se ha detectado un aumento de la actividad sísmica, los expertos consideran que no hay indicios de una erupción inminente. Domínguez aclara que, aunque existen señales anómalas, estas no son consideradas precursoras de una erupción a corto o medio plazo. Esto se debe a que la comunidad científica ha evaluado la probabilidad de una erupción en Tenerife como baja.
Sin embargo, si se produjeran cambios significativos en la actividad volcánica, el Comité Científico del Pevolca evaluaría la situación y podría decidir un cambio en el semáforo. Domínguez enfatiza que no hay un protocolo específico para determinar cuándo debe cambiar el color del semáforo, ya que es una decisión consensuada entre científicos, quienes necesitan observar señales mucho más claras para elevar la alerta.
El aumento de la actividad en el Teide es un asunto de atención continua. Domínguez señala que, aunque la actividad actual podría ser cíclica, no hay datos suficientes para confirmarlo con claridad. El seguimiento constante es esencial para garantizar la seguridad de los residentes y visitantes en estas islas volcánicas.