El profesor aragonés César Bona ha enfatizado recientemente la importancia de la frustración en el proceso de aprendizaje, señalando que no se puede premiar a todos los estudiantes por igual. Según Bona, «no podemos dar medallas a todos», ya que la competición y el esfuerzo son fundamentales para el desarrollo personal y académico de los niños.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) respalda esta visión al indicar que los estudiantes que desarrollan resiliencia ante los errores tienden a obtener mejores resultados académicos y enfrentan con más seguridad los desafíos futuros. En España, diversos informes educativos también destacan que la gestión emocional, incluida la capacidad de afrontar la frustración, es clave para una educación integral.
El papel de la frustración en el aprendizaje
Bona sostiene que la frustración es una parte esencial del aprendizaje, afirmando que «si no te frustras, es imposible que mejores». Para él, el aprendizaje implica equivocarse, caer y levantarse. Más allá del talento innato, Bona destaca que el esfuerzo y el compromiso son imprescindibles para lograr el éxito. Asimismo, critica frases simplistas como «si quieres, puedes», señalando que pueden resultar engañosas. «No, no siempre puedes. Si quieres, puedes probar. Y si no te sale, si quieres, puedes probar otras estrategias», aclara.
En su reflexión sobre el sistema educativo actual, Bona señala que «hemos llegado a un punto en el que parece que todo es sencillo, pero no, absolutamente todo cuesta». Para él, no se trata de proteger a los alumnos de las dificultades, sino de enseñarles cómo enfrentarse a ellas de manera efectiva.
Propuestas educativas de César Bona
En su obra ‘La emoción de aprender’, Bona argumenta que las instituciones educativas deben transformarse para acompañar a los estudiantes en su proceso de aprendizaje. En lugar de ser meros jueces que evalúan el progreso, deberían ser «el dador de herramientas» que faciliten el desarrollo personal y académico.
César Bona, nacido en Ainzón, Zaragoza, en 1972, ganó notoriedad en 2015 al ser seleccionado entre los 50 mejores profesores del mundo por el Global Teacher Prize. Su filosofía educativa se centra en que educar bien no es allanar el camino para que no haya obstáculos, sino enseñar a los estudiantes a caminar con firmeza cuando se encuentran con desafíos. Así, Bona subraya que la mejora personal no proviene de la comodidad, sino de la aceptación de los retos.
