El pediatra Carlos González ha compartido en su pódcast ‘Criando sin miedo’ una reflexión sobre la desobediencia en los niños y su aparente desafío hacia los padres. En uno de sus vídeos, González señala que las actitudes rebeldes de los pequeños no deben ser interpretadas como un reto, sino como una manifestación de buena voluntad.
El doctor, que cuenta con más de 400.000 seguidores en su cuenta de Instagram, explica que muchas veces los padres se sienten frustrados al observar que sus hijos repiten comportamientos no deseados, incluso después de ser reprendidos. “Le digo que no haga una cosa y la vuelve a hacer, delante de mí y mirándome a los ojos y sonriendo. Como desafiándome”, expresa González, quien aclara que esta actitud no es un acto de rebeldía.
La interpretación de la conducta infantil
González argumenta que los niños son seres humanos que buscan la aprobación de sus padres. “Si te para por la carretera la policía, ¿qué cara pones? Sonríes. ¿Y por qué? Para demostrar buena voluntad”, explica. De este modo, el pediatra compara la sonrisa de un niño en una situación tensa con la respuesta de un adulto ante la autoridad, indicando que ambos buscan una reacción positiva.
El pediatra añade que cuando un niño actúa frente a sus padres, en realidad está pidiendo aclaraciones para entender mejor qué se espera de él. “Si lo hace delante de ti, está pidiendo aclaraciones para poder obedecer mejor, para saber qué es exactamente lo que pedías”, afirma González.
Desobediencia oculta vs. búsqueda de límites
El doctor también destaca la diferencia entre una verdadera desobediencia y una búsqueda de límites. Según su perspectiva, si un niño decide desobedecer, lo hará a escondidas. “Lo hará a escondidas, como todo el mundo, y no te enterarás”, señala. Esta afirmación subraya la importancia de la comunicación entre padres e hijos, sugiriendo que las situaciones de desobediencia pueden ser oportunidades para mejorar la comprensión mutua.
La reflexión de Carlos González invita a los padres a replantear su enfoque sobre la conducta infantil, promoviendo una interpretación más empática y comprensiva. En lugar de ver la desobediencia como un desafío, sugiere que los padres deben considerar que los niños buscan entender mejor las expectativas y normas familiares.
