El filósofo Michael Huemer presenta una defensa de la verdad en su obra sobre los mitos del progresismo, donde argumenta que muchas verdades contemporáneas son más creencias que realidades verificables. En un contexto donde el sentimiento parece haber reemplazado a la razón, su análisis propone una revisión crítica de las narrativas políticas actuales.
Nacido en Nueva Jersey en 1969, Huemer es profesor de Filosofía en la Universidad de Colorado en Boulder y ha publicado más de sesenta artículos académicos. Su enfoque se centra en la epistemología, la ética y la filosofía política, y es considerado una de las voces más influyentes del racionalismo contemporáneo. En su nuevo libro, el autor no se limita a criticar, sino que invita a la reflexión sobre la naturaleza de las verdades asumidas.
La verdad frente a la ideología
En un momento en que el progresismo se presenta como el defensor de la razón y la justicia social, Huemer sostiene que sus postulados no resisten un examen riguroso. A través de ejemplos como Trayvon Martin y Kyle Rittenhouse, el autor muestra cómo se han distorsionado casos específicos para ajustarse a narrativas ideológicas predefinidas, transformando demandas legítimas de justicia en religiones políticas.
Huemer aborda temas delicados como la brecha salarial y la cultura de la violación. Aunque reconoce la existencia de desigualdades y violencia, argumenta que la disparidad salarial entre hombres y mujeres se debe a múltiples factores, como elección vocacional y experiencia, más que a una estructura heteropatriarcal. Asimismo, critica la interpretación de acosos en entornos universitarios, sugiriendo que muchas de estas percepciones se construyen a partir de una cultura de miedo y exageración.
El wokismo como fenómeno cultural
En su análisis del wokismo, Huemer describe cómo lo que comenzó como una búsqueda legítima de justicia social se ha convertido en un aparato cultural que limita el pensamiento crítico. El autor sostiene que el wokismo no es simplemente un movimiento, sino un virus epistemológico que confunde la bondad moral con la verdad y promueve un clima de miedo hacia la disidencia.
La crítica de Huemer se extiende al ámbito científico, donde cuestiona la moral del consenso en temas como el cambio climático y la pandemia. Aunque no niega la existencia de estos fenómenos, advierte que se corre el riesgo de convertir la ciencia en un dogma, lo que puede llevar a una falta de innovación y a un aumento de desigualdades. En este sentido, propone un escepticismo metódico y un redescubrimiento del principio ilustrado que establece que la moral sin verdad es simplemente superstición.
El autor concluye su obra con una nota esperanzadora, instando a que surjan individuos capaces de mantener su juicio crítico en un entorno donde predomina el pensamiento homogéneo. Su mensaje es claro: la única forma de combatir la expansión del progresismo woke es desmantelar los mitos que alimentan su narrativa. En un mundo lleno de certezas morales, Huemer sugiere que la filosofía puede servir como un antídoto eficaz.
