La convivencia con perros está demostrando ser un factor clave para el bienestar emocional y físico de los niños, según una revisión sistemática realizada por la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud de la Universidad Autónoma de Barcelona. Este estudio fue presentado recientemente en el ‘Canine Science Forum 2025’, celebrado en Hamburgo, y abarca más de 52 investigaciones científicas internacionales llevadas a cabo en los últimos cinco años que confirman el impacto positivo de tener un perro en el hogar.
Los beneficios son especialmente notables en los más pequeños, quienes experimentan un aumento en la calidad de su actividad física gracias a los paseos y al juego. Además, la convivencia con un perro proporciona más contacto con el entorno natural y oportunidades para sentirse acompañados y emocionalmente seguros. Durante la pandemia, un estudio realizado en Australia evidenció que pasear al perro ayudó a muchas familias con niños a salir de casa, moverse más y disfrutar del aire libre, lo que resalta la importancia de estas mascotas en momentos de aislamiento.
El director de la Cátedra, Jaume Fatjó, subrayó que “sin importar el contexto social, convivir con un perro aporta beneficios emocionales y físicos significativos”, lo que es crucial para incentivar la actividad física al aire libre y el juego entre los niños. Por su parte, la coautora de la revisión, Elena García, destacó que “la presencia de un perro en el hogar puede ser un poderoso catalizador para romper con el aislamiento que afecta cada vez más a los más jóvenes”. En un momento donde el tiempo frente a las pantallas ha aumentado, los perros promueven la actividad física, la interacción social y la conexión emocional que los niños necesitan.
Impacto en la actividad física de los adultos
Los beneficios de tener un perro no se limitan a los niños. La revisión sistemática también señala que un estudio realizado en Brasil en 2020 encontró que quienes pasean a su perro caminan por placer un 28% más que quienes no lo hacen. Además, estos individuos realizan más ejercicio intenso o moderado en su tiempo libre, con un 38% frente al 22% de quienes no tienen mascotas. En el caso de las personas mayores, pasear al perro multiplica por más de tres las probabilidades de mantenerse activas físicamente.
Asimismo, un estudio en Estados Unidos, publicado en 2021, reveló que muchas personas consideran que tener un perro es un incentivo para moverse, disfrutar del aire libre y mantener un compromiso regular con la actividad física. La conexión con los animales también se ha asociado a efectos directos en la regulación de la presión arterial y un ritmo cardíaco más estable.
Sin embargo, a pesar de los evidentes beneficios, datos de UNICEF indican que en España, más del 80% de los niños juegan al aire libre «menos tiempo de lo recomendado». Comparado con sus padres, el tiempo de juego de los más pequeños se ha reducido a la mitad, lo que plantea un desafío importante en la promoción de estilos de vida saludables.
La conclusión es clara: la convivencia con perros no solo contribuye al bienestar infantil, sino que también fomenta una vida activa y socialmente conectada en todas las edades. En un mundo cada vez más digital, el papel de nuestros amigos de cuatro patas se vuelve más esencial que nunca.