Japón ha dado un paso significativo hacia el aprovechamiento de energías renovables al inaugurar la primera planta de energía osmótica en la ciudad de Fukuoka, situada al oeste de Tokio. Este avance, que tuvo lugar a principios de este mes, convierte a Japón en el segundo país del mundo en implementar esta tecnología, siguiendo los pasos de Dinamarca.
La planta de Fukuoka tiene como objetivo producir aproximadamente 880 000 kilovatios-hora de electricidad al año, suficiente para abastecer a cerca de 290 hogares japoneses. En su fase inicial, la instalación proporcionará energía a la planta desalinizadora de la ciudad, que es responsable de suministrar agua dulce a las comunidades cercanas.
Funcionamiento del proceso osmótico
La energía osmótica se basa en un proceso natural conocido como ósmosis, que busca equilibrar las concentraciones de dos soluciones. En una planta de energía osmótica, se utiliza una membrana especial que separa el agua dulce del agua salada. La presión del agua salada es ligeramente mayor, lo que provoca que el agua dulce fluya hacia esta zona para equilibrar la concentración de sal en ambos lados de la membrana semipermeable. Este movimiento genera un aumento de presión que activa una turbina, produciendo así electricidad.
Una de las ventajas de este sistema es que no depende de factores climáticos ni horarios, a diferencia de fuentes de energía como la solar o la eólica. Como señaló Kenji Hirokawa, director del Centro de Desalinizacion de Agua de Mar de la Agencia de Acueductos del Distrito de Fukuoka, “la energía osmótica es una fuente estable de generación eléctrica que puede funcionar 24 horas al día, todos los días del año”.
Retos y perspectivas futuras
A pesar de las posibilidades que ofrece, la energía osmótica aún enfrenta desafíos técnicos significativos que deben ser superados para que sea una opción viable a gran escala. Según la ingeniera química Sandra Kentish de la Universidad de Melbourne, “aunque se libera energía al mezclar agua salada con agua dulce, se pierden muchas en el bombeo de ambos flujos y en la fricción a través de las membranas”.
Los investigadores están trabajando arduamente para mejorar tanto las membranas como la tecnología de bombeo, con el fin de reducir las pérdidas energéticas. A pesar de estos desafíos, las autoridades de Fukuoka se muestran optimistas. Hirokawa afirmó que este proyecto es “un plan significativo —quizás el inicio de un plan— en nuestra respuesta contra el cambio climático”.
Con la puesta en marcha de esta planta, Japón podría estar en camino de posicionarse como líder en el desarrollo de energías renovables alternativas, contribuyendo de manera efectiva a la lucha global contra el cambio climático. El futuro de la energía osmótica parece prometedor, siempre y cuando se logren resolver los obstáculos técnicos que en la actualidad limitan su implementación.