El fondo marino de Galicia se ha convertido en el escenario de una alarmante crisis ambiental tras el descubrimiento de más de mil bidones que contienen residuos radiactivos. Este hallazgo ha generado preocupación entre los expertos, quienes advierten sobre la posible existencia de hasta 200.000 bidones adicionales, lo que podría representar un grave riesgo tanto para la salud pública como para el ecosistema local.
Durante décadas, el océano ha sido utilizado como un vertedero sin control, y las consecuencias de esta práctica comienzan a hacerse evidentes. Los científicos revelan que el contenido de estos depósitos aún no ha sido completamente identificado, pero se teme que incluya materiales contaminantes y radiactivos que pueden tener efectos devastadores en la biodiversidad de la zona.
Urgente respuesta ante un problema escondido
El descubrimiento de estos bidones, lejos de ser un hecho aislado, pone de manifiesto una realidad inquietante: la acumulación de residuos peligrosos en el fondo marino gallego, un área conocida por su rica biodiversidad y vital para la economía local. Las autoridades se enfrentan a la necesidad de actuar de manera rápida y efectiva para investigar el origen, la composición y el alcance del problema, que podría dar lugar a un daño irreversible si no se toman medidas inmediatas.
Según el Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS), entre 1946 y 1990, más de 200.000 barriles con residuos radiactivos fueron arrojados por varios Estados europeos en la llanura abismal del Océano Atlántico Norore, a más de 4.000 metros de profundidad. Estos barriles, sellados con betún y cemento, presentan una amenaza latente para las comunidades costeras y su entorno natural.
Investigaciones en curso y tecnología avanzada
El proyecto NODSSUM, una campaña interdisciplinaria que combina la energía nuclear, la geología, la oceanografía, la biología y la química marina, tiene como objetivo mapear la zona de inmersión principal y comprender el comportamiento de los radionucleidos en aguas profundas. Durante un mes, los científicos utilizarán un sonar de alta resolución a bordo del sumergible autónomo UlyX, que realizará inmersiones científicas para localizar y fotografiar los barriles, así como para identificar zonas de muestreo de agua, sedimentos y fauna.
La primera misión también contempla la toma de muestras de sedimentos y agua, así como la instalación de trampas para evaluar el impacto de los residuos radiactivos en la vida marina. Para garantizar la seguridad, se implementará un dispositivo de protección radiológica en el barco y se realizará un control exhaustivo de las muestras en laboratorio.
Los datos obtenidos permitirán seleccionar los sitios que se estudiarán con mayor precisión en futuras campañas, enfocando la investigación en la proximidad inmediata de los barriles. La misión NODSSUM forma parte del proyecto PRIME RADIOCEAN, que busca abordar la problemática de la contaminación en el océano y sus efectos en los ecosistemas marinos.
La situación actual en Galicia exige no solo una atención inmediata por parte de las autoridades, sino también una concienciación colectiva sobre la importancia de proteger nuestros mares y océanos. La revelación de estos residuos radiactivos no es solo un problema ambiental, sino una llamada a la acción para salvaguardar el futuro de la biodiversidad y la salud de las comunidades que dependen del mar.
