La proliferación de jabalíes infectados con peste porcina africana en Cataluña ha puesto de manifiesto el grave desequilibrio ecológico que sufre España, resultado de la ausencia de grandes depredadores como el lobo ibérico. En solo dos años, la población de jabalíes ha pasado de medio millón a 2,4 millones de ejemplares, mientras que la cantidad de lobos ibéricos se mantiene estancada, con un incremento mínimo de manadas desde 2012.
Isabel Salado, bióloga e investigadora en la Estación Biológica de Doñana, explica que el lobo desempeña un papel crucial en el control de enfermedades dentro de la fauna silvestre, cazando principalmente a los animales enfermos o débiles. Este comportamiento reduce la transmisión de patologías y contribuye al equilibrio del ecosistema. Sin embargo, la situación del lobo ibérico es preocupante, ya que se estima que su población no ha crecido de manera significativa en las últimas décadas. En el censo realizado entre 2021 y 2024, se registraron solo 333 manadas, lo que representa un aumento marginal respecto a las 297 manadas contabilizadas en el censo anterior.
El impacto de la despoblación rural
La baja presencia de lobos en la península, así como la despoblación rural, han favorecido la expansión de los jabalíes, lo que agrava los riesgos sanitarios. La investigadora Rocío Tarjuelo, del Museo Nacional de Ciencias Naturales, señala que la falta de grandes depredadores ha permitido que los jabalíes se reproduzcan sin control. «Cuantos más animales haya en una superficie cuadrada, más contacto tienen entre ellos y más fácil es que se transmita la enfermedad», afirma.
La caza, aunque es una herramienta utilizada para controlar la población de jabalíes, no está siendo efectiva. Tarjuelo advierte que esta actividad se ha convertido en un ocio para los humanos, y que es necesario implementar un plan de caza más controlado y planificado, basado en la colaboración entre autoridades y científicos.
La situación actual pone de relieve que, sin la presencia de lobos, los jabalíes han encontrado en España un entorno propicio para su crecimiento. Además, la falta de diversidad genética entre los lobos españoles complica aún más su pervivencia. «Ahora mismo hay, que sepamos, una sola manada reproductora de lobo alpino en Cataluña», añade Salado, quien aboga por la introducción de nuevos ejemplares para enriquecer el acervo genético de la especie.
Consecuencias ecológicas y sociales
El resurgimiento de la peste porcina africana en los jabalíes es solo una de las consecuencias de esta desestabilización. Ambas investigadoras coinciden en que la falta de lobos no es la única causa, pero sí un factor que ha facilitado la propagación de la enfermedad. «La aparición de una enfermedad es una de las consecuencias más graves que puede tener la desestabilización de un ecosistema», señala Salado.
Por otro lado, el lobo ibérico ha sido objeto de controversia política en los últimos años. En 2021, se catalogó como especie protegida, pero en marzo de 2023 se volvió a desproteger sin justificación suficiente. «Varias comunidades autónomas están eliminando ejemplares cuando las poblaciones de lobo siguen siendo inestables», critica Salado. Esto pone en riesgo la reproducción y supervivencia de la especie, que se enfrenta a la presión de sectores que demandan un control más estricto debido a su potencial impacto en la ganadería.
En conclusión, la recuperación de la población de lobos ibéricos en España es fundamental para restaurar el equilibrio de los ecosistemas y controlar la proliferación de jabalíes, que actualmente se reproduce sin límites. La necesidad de una gestión adecuada y un enfoque científico se hace más evidente que nunca para abordar esta crisis ecológica.
