Un grupo de investigadores ha realizado un descubrimiento sorprendente: una región del tronco encefálico actúa como un «botón de reinicio» cerebral que permite separar y organizar nuestros recuerdos. Este hallazgo revela que, en lugar de almacenar las experiencias de forma continua, el cerebro divide las vivencias en fragmentos, facilitando así su comprensión y almacenamiento.
El estudio, liderado por Clewett, se centra en cómo el cerebro identifica el final de una experiencia y el inicio de otra. Según el equipo de científicos, esto se debe a lo que se conoce como «límites de evento», o cambios de contexto, que permiten que la memoria comience un nuevo capítulo, similar a cómo un libro se estructura en párrafos y capítulos.
El funcionamiento del ‘botón de reinicio’
La investigación, publicada en una reconocida revista científica, señala que una serie de neuronas en el tronco encefálico son responsables de marcar estos puntos de ruptura en nuestras vivencias. Experimentos previos habían indicado que permanecer en un mismo contexto durante un tiempo prolongado puede hacer que los recuerdos se confundan. Sin embargo, cualquier cambio, por mínimo que sea, como una variación en la actividad o un cambio de sonido, activa este mecanismo cerebral, permitiendo que el cerebro categorice las experiencias.
Durante el estudio, 32 voluntarios fueron sometidos a un escáner de resonancia magnética funcional (fMRI) mientras observaban imágenes neutras y escuchaban tonos simples en un solo oído. Los resultados mostraron que, cuando se repetía el mismo sonido, los participantes sentían continuidad. No obstante, al variar el tono y el oído de reproducción, se percibía un cambio en la experiencia, lo que provocaba que el tronco encefálico se activara en esos instantes de cambio de contexto.
Implicaciones de la investigación
Uno de los hallazgos más sorprendentes fue que, durante la activación de este «botón de reinicio», los voluntarios mostraban dificultades para recordar detalles de las experiencias que quedaron a ambos lados del límite de evento. Según la coautora del estudio, la activación del locus coeruleus envía señales que permiten al hipocampo mapear correctamente cada evento, lo que es crucial para la organización de los recuerdos.
El tronco encefálico, por tanto, actúa como un modulador de la memoria, alternando entre dos modos de operación. Uno de estos modos se activa ante cambios significativos en el entorno, mientras que el otro mantiene un nivel de alerta constante. Sin embargo, un desequilibrio en este sistema puede llevar a que el cerebro se quede atascado en un modo de actividad de fondo, dificultando la distinción entre los recuerdos y provocando confusión.
Los investigadores utilizaron un método de imagen que mide la neuromelanina, un pigmento que se acumula en el tronco encefálico con la activación repetida. Los resultados indicaron que los sujetos con niveles más altos de neuromelanina tenían respuestas más débiles ante los límites de evento, lo que sugiere que estos cerebros no diferenciaban bien entre el final de un recuerdo y el inicio de otro.
Este estudio abre nuevas líneas de investigación sobre el funcionamiento de la memoria y la forma en que el cerebro organiza las experiencias, lo que podría tener implicaciones significativas en el entendimiento de trastornos de la memoria y en el desarrollo de técnicas terapéuticas en el futuro.
