Un equipo de investigadores españoles ha realizado un hallazgo significativo en el campo de la salud cardiovascular al identificar una nueva molécula que influye en el desarrollo de la aterosclerosis. Este descubrimiento, liderado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y publicado en la prestigiosa revista Nature, podría transformar la forma en que se diagnostican y tratan las enfermedades cardiovasculares, que son la principal causa de muerte a nivel mundial.
La aterosclerosis es una enfermedad crónica caracterizada por la inflamación y la acumulación de depósitos de grasa en las arterias, lo que puede llevar a complicaciones graves como infartos o accidentes cerebrovasculares. Aunque la medicina actual considera factores de riesgo tradicionales como el colesterol y el tabaquismo, la detección temprana de esta enfermedad sigue siendo un reto. En este contexto, los investigadores han identificado un metabolito derivado de la microbiota intestinal llamado propionato de imidazol (ImP), que se encuentra en la sangre durante las primeras fases de la aterosclerosis activa.
Implicaciones clínicas del descubrimiento
El estudio ha sido respaldado por la Fundación La Caixa, que ha financiado la investigación con 967 620 euros. Según Annalaura Mastrangelo, investigadora del CNIC y coautora del estudio, «la presencia de este metabolito en el torrente sanguíneo se relaciona con el desarrollo de aterosclerosis en personas aparentemente sanas». Este hallazgo ofrece una ventaja significativa para la práctica clínica, ya que permite detectar un marcador en sangre que podría identificar a individuos en riesgo sin necesidad de las costosas y complejas técnicas de diagnóstico por imagen que actualmente se utilizan.
El coautor principal, Iñaki Robles-Vera, añade que el ImP no solo se observa en niveles elevados en pacientes con aterosclerosis, sino que también actúa como un agente causal de la enfermedad. En modelos animales, la administración de ImP provocó la formación de placas arteriales al activar el receptor de imidazolina tipo 1 (I1R), lo que incrementó la inflamación sistémica y favoreció el desarrollo de la enfermedad.
Un futuro prometedor en el tratamiento
David Sancho, jefe del Laboratorio de Inmunobiología del CNIC y primer autor del estudio, enfatiza que este descubrimiento abre nuevas posibilidades para tratamientos innovadores. «El bloqueo del receptor I1R previene la aterosclerosis inducida por ImP y ralentiza la progresión de la enfermedad en modelos murinos alimentados con una dieta rica en colesterol», destaca Sancho. Esto sugiere que en el futuro podrían combinarse tratamientos que bloqueen el I1R con fármacos hipocolesterolemiantes para potenciar su eficacia.
Los investigadores también están trabajando en el desarrollo de medicamentos que contrarrestre los efectos nocivos del ImP. «Pronto podremos analizar la sangre para detectar ImP como señal de alerta temprana», asegura Sancho, lo que podría permitir un enfoque más personalizado y efectivo en la prevención y tratamiento de la aterosclerosis.
El CNIC ha llevado a cabo este estudio gracias a una amplia colaboración con diversas instituciones, incluyendo el Mount Sinai Fuster Heart Hospital y la Icahn School of Medicine at Mount Sinai en Nueva York, así como el Instituto de Investigación Sanitaria Fundación Jiménez Díaz y la Universidad Autónoma de Madrid, entre otros centros de investigación de renombre en España y el extranjero.
Los resultados de este estudio representan un avance crucial en la comprensión de la aterosclerosis y ofrecen nuevas herramientas para la detección y tratamiento de esta enfermedad, que afecta a millones de personas en todo el mundo.
