Un reciente estudio del centro científico de la Comisión Europea (JRC) ha situado a Canarias como la región europea con mayor riesgo de pobreza energética. Esta situación se debe a la ineficiencia de sus viviendas, muchas de las cuales carecen de aislamiento térmico y funcionan como auténticas bombas de calor, lo que agrava la vulnerabilidad de sus habitantes. El informe ha sido publicado en la revista ‘…’ y presenta un novedoso índice de vulnerabilidad energética.
Este índice evalúa la brecha entre la energía consumida y la energía idealmente requerida en los hogares, así como la capacidad de la población para adaptarse a las condiciones de malestar térmico. Para ello, se han agrupado hasta once variables, incluyendo el gasto en alquiler, los ingresos económicos y la composición familiar. Las estimaciones se calcularon para cada gran región europea, según las categorías NUTS 1 que dividen el territorio español.
Un índice alarmante
Canarias se encuentra en la posición más desfavorable, no solo a nivel nacional, sino en todo el continente, con una puntuación máxima de 20 en el Índice de Brecha en el Rendimiento Energético de los Edificios (EPGI). Este indicador tiene en cuenta datos oficiales sobre el consumo y la demanda ideal de energía, determinando la cantidad que una vivienda debería consumir para garantizar el confort térmico. La diferencia entre el consumo ideal y el real es lo que cuantifica este índice. Si la diferencia es grande, las viviendas son consideradas ineficientes energéticamente.
En una escala del 1 al 20, donde 1 representa el mínimo riesgo y 20 el máximo, Canarias lidera con 20, seguida de la región finlandesa de Åland (16,8) y el territorio continental de Portugal (16,79). Aunque el informe no especifica las razones exactas de esta cifra, menciona que las zonas del sur de Europa, como Canarias, suelen tener «veranos calurosos e inviernos suaves», lo que puede resultar en una demanda de refrigeración no satisfecha.
Problemas estructurales y normativos
La mayoría de las viviendas en Canarias fueron construidas antes de 2006, periodo en el que la Norma Básica de la Edificación (NBE) excluyó a las Islas de ciertos coeficientes diseñados para limitar las pérdidas de calor en invierno y las ganancias en verano. Esta normativa, considerada inadecuada por muchos expertos, ha contribuido a que las casas no cuenten con un buen sistema de aislamiento, lo que ha llevado a un incremento del malestar térmico.
La crisis climática ha acentuado la problemática, y cada vez más hogares canarios no pueden mantener una temperatura adecuada. En 2024, el porcentaje de población que enfrenta esta situación alcanzó el 16,8%, según la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística (INE). La tendencia se ha mantenido por encima del 15% en los últimos cinco años, un dato alarmante en comparación con el histórico.
Los expertos coinciden en que el nuevo Código Técnico de la Edificación, que se centra en limitar la demanda energética de calefacción, se convierte en un problema para Canarias. Según Eduardo Martín del Toro, doctor en Arquitectura Bioclimática por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), el aumento del espesor del aislamiento provoca sobrecalentamiento en un clima subtropical como el canario. Por su parte, Manuel Montesdeoca Martín, también doctor en Arquitectura, argumenta que los técnicos del Ministerio no han considerado las particularidades climáticas del Archipiélago.
El estudio del JRC también analiza la capacidad de los hogares para mitigar el malestar térmico mediante un Subíndice de Capacidad Adaptativa (CAP), que combina factores socioeconómicos y técnicos. Al integrar este subíndice con el EPGI, se desarrolla el Índice de Vulnerabilidad Energética (EVI), que coloca a Canarias nuevamente en la cúspide de la clasificación europea, con un valor de 16,74 sobre 20.
A pesar de que la introducción de factores sociales reduce la vulnerabilidad en un 16%, Canarias sigue liderando el ranking. Los expertos sugieren que las intervenciones políticas deben centrarse en adaptar las viviendas para controlar el calor y mejorar la eficiencia energética. Se requiere un cambio normativo que contemple las singularidades climáticas de Canarias, promoviendo el uso de muros gruesos que actúen como reguladores térmicos y el diseño de casas que faciliten la ventilación cruzada. “El Gobierno de Canarias debe actuar para que el Ejecutivo central autorice una excepción adaptada a nuestra realidad”, concluye Montesdeoca.
Sin embargo, invertir en rehabilitaciones energéticas bajo el actual marco legal podría no resultar beneficioso, tal como advierte Martín del Toro, lo que subraya la urgencia de una revisión profunda de las normativas vigentes.
