El fenómeno oceánico conocido como afloramiento no se ha producido este año en el Golfo de Panamá, lo que ha encendido las alarmas entre los científicos. Este evento, que suele ocurrir entre diciembre y abril, es esencial para la salud de los ecosistemas marinos, ya que permite que aguas frías y ricas en nutrientes suban a la superficie, favoreciendo la vida oceánica y protegiendo los arrecifes de coral.
Según el Daily Mail, el doctor Aaron O’Dea del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales ha afirmado que este es el primer año en más de 40 de registros en que el afloramiento ha fallado, lo que podría indicar un cambio permanente en el sistema. «Más del 95% de la biomasa marina de Panamá proviene del lado del Pacífico gracias al afloramiento», indicó O’Dea, quien también subrayó su importancia económica: «Es la base de nuestra industria de exportación marítima más valiosa, que genera casi 200 millones de dólares anuales».
Impacto en la biodiversidad y la economía local
El afloramiento del Pacífico panameño es crucial para los ecosistemas de América Central. Históricamente, este fenómeno comenzaba el 20 de enero y duraba aproximadamente 66 días. Durante este periodo, las temperaturas de la superficie del mar pueden descender a un promedio de 19 °C, alcanzando mínimos de 14,9 °C. Sin embargo, este año, la temperatura del mar no bajó de 25 °C hasta el 4 de marzo, es decir, 42 días más tarde de lo habitual.
Este episodio frío fue notablemente corto, durando solo 12 días y alcanzando temperaturas mínimas de 23,3 °C. Este cambio es un claro indicador de que la corriente que normalmente trae agua fría a la superficie ha fallado. O’Dea asegura que «este sistema ha sido tan predecible como un reloj durante al menos 40 años», añadiendo que los efectos de este fenómeno se pueden rastrear hasta hace al menos 11 000 años.
Utilizando mediciones satelitales, los investigadores han comenzado a evaluar el impacto que esta anomalía ha tenido en el ecosistema marino. Normalmente, la llegada de agua rica en nutrientes provoca un crecimiento explosivo de algas y plancton, visible incluso desde el espacio. Sin embargo, este año, esa proliferación ha sido casi inexistente, lo que podría tener consecuencias devastadoras para los peces que dependen de estos organismos y para las comunidades que dependen de la rica vida oceánica.
Riesgos para los arrecifes de coral
La falta de un suministro constante de agua fría también amenaza los arrecifes de coral, que son vitales para la salud del ecosistema. Cuando las temperaturas del agua se elevan demasiado, los corales expulsan las algas zooxantelas, que les proporcionan color y alimento. Este proceso, conocido como blanqueamiento, puede llevar a la muerte de los corales si las condiciones no mejoran.
Los científicos creen que la anomalía en el afloramiento puede estar relacionada con una «reducción drástica» en los vientos del norte, que han disminuido en un 74% y cuya duración ha sido mucho más corta. O’Dea señala que «cuando se formaron los vientos, fueron tan fuertes como siempre, pero simplemente no hubo suficientes para impulsar el proceso de afloramiento».
Sin embargo, el futuro es incierto. La pregunta crítica que los investigadores se plantean es si esta anomalía es un evento aislado o el comienzo de un nuevo patrón climático. Existe la sospecha de que las condiciones de La Niña de este año, un periodo cíclico de temperaturas más frías en la superficie del océano, puedan estar influyendo en este fenómeno. Aun así, los cambios podrían ser parte de un cambio más duradero en los patrones climáticos globales, exacerbados por el cambio climático.
El doctor O’Dea concluye que «la alteración del clima puede alterar procesos aparentemente predecibles de los que las comunidades costeras han dependido durante milenios», lo que subraya la necesidad de seguir investigando para entender mejor estos cambios y su impacto en la biodiversidad y la economía local.